La Rabida Declaración medioambiental 2007

1. INTRODUCCIÓN

La Refinería "La Rábida" se encuentra a las puertas de uno de los mayores retos de su historia. La ampliación de su capacidad productiva hasta casi duplicar la actual supondrá un salto cuantitativo de gran envergadura, que en CEPSA aguardamos con expectación y trabajamos para garantizar que venga acompañado del correspondiente salto cualitativo, no menos relevante.

En este contexto, hoy conviven en el mismo espacio la actividad de la planta actual a pleno rendimiento y la efervescencia de unas obras que avanzan a buen ritmo y que aportan un trasiego de personas, vehículos y materiales de gran intensidad. Es una nueva muestra de la capacidad de adaptación a los cambios que caracteriza a nuestra organización y al equipo humano que la sustenta.

En el ámbito medioambiental, cuyo detalle se refleja fielmente en esta publicación, esa capacidad de adaptación es de vital importancia para que podamos crecer al tiempo que controlamos y reducimos la incidencia en el entorno. Así lo venimos haciendo desde hace muchos años y así seguirá siendo, sin duda, en el futuro inmediato.

A finales de agosto de 2006 se concedió a la Refinería la Autorización Ambiental Integrada (AAI), por lo que 2007 se presentaba como una auténtica prueba de fuego, al tener que afrontar la mayoría de las actuaciones derivadas del nuevo marco asumido, que implica mayor compromiso. Elaboramos un ambicioso plan de trabajo y nos pusimos manos a la obra.

Nuestros indicadores señalaban que el 31 de diciembre de 2007 habíamos alcanzado casi el 90 por ciento de cumplimiento de los pasos y objetivos marcados. El resultado se mide con datos que tienen una buena acogida externa, ya que se han reducido nuevamente las emisiones y los vertidos; pero también con logros internos menos conocidos como son la incorporación de exigentes prácticas operativas o la necesaria aportación inversora para la renovación y ampliación de instalaciones, para infraestructuras de medición y, en definitiva, para que todo funcione según lo previsto.

Podemos definir 2007 como un año de máximos y mínimos en lo que se refiere a nuestro comportamiento medioambiental. Por una parte, máximo esfuerzo para estar a la altura de las circunstancias derivadas de la AAI, para no defraudarnos a nosotros mismos ni a las Administraciones competentes; por otra, mínimo impacto medioambiental, que ha tenido su principal exponente en los niveles más bajos de emisiones de la historia de la Refinería.

Una vez más, en pleno periodo de adaptación hemos sabido dar la respuesta adecuada.

Juan Manuel Díaz Cabrera

Director

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